tag:blogger.com,1999:blog-80999839801724379362024-03-05T16:05:13.023+01:00Vivir del cuentoEsperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.comBlogger126125tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-73312752645625850092020-03-10T13:35:00.002+01:002020-03-10T13:35:50.307+01:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Supongo que si nos viéramos ahora nos tomaríamos una cerveza y diríamos: vaya par de gilipollas. Pero la culpa fue del patriarcado. Y como sé que lo sabes: te quiero, hermana. Si pudiera desplazarme por el tiempo al otoño que iba empezando en muchas direcciones, ni cuerpo a cuerpo, ni hacerte daño, ni empalagar a mi ego. Porque mientras sacábamos los sables otros se relamían de placer. Con cada una lo que más me gusta.<br />
<br />
Que los siglos enreden tu melena rubia con mis dedos y firmemos la paz con la sangre del inocente. Que en tus campos no haya nudos, que en tus noches no tienten las llamadas sin contestar, que corras porque te apetece y brindes por tu salud infinita. Y que me perdones, tía. </div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-8875031324287334832018-03-23T13:37:00.001+01:002018-04-01T22:10:54.957+02:00Los puñales<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<span id="docs-internal-guid-fe2a177c-52db-2fb1-870e-6f5a7c83cd19"><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Aquella mañana vino sin los aros que cada día adornaban sus orejas. </span></span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Las ojeras, sin embargo, las llevaba puestas desde hacía meses. </span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Bajó sin chaqueta -qué más da-, </span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">los puñales del frío no iban a llegar más lejos que los otros. </span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los del miedo. Los que empujan hacia dentro el filo y hacia fuera la sangre. </span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Tomó asiento y vomitó todos los males, </span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">como si ya no le quedara espacio para guardarlos más. </span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El sol le secó las heridas y mientras se marchaba, vi caer por los callejones un manto de cuchillos que la elevó en el aire. </span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Antes de perderla de vista entendí por qué ya no llevaba pendientes, </span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">ni chaqueta. </span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cualquier artilugio era sólo un obstáculo más para volar. </span></div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-50617561107165645622018-03-18T23:57:00.003+01:002018-04-01T21:58:32.598+02:00La marea<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
- ¿Cuántas guerras has perdido?<br />
Ninguna. Qué iba a perder.<br />
- Quítate la ropa.<br />
Me dio palo. No es que yo sea de apagar la luz, pero de ahí a desnudarse mirando a la otra persona hay un trecho. Es más por la distancia, no sé, como si el sexo fuera a ser de lejos.<br />
- No, despacio.<br />
Joder. No es tan fácil, tía.<br />
- La camiseta.<br />
Crucé las manos y busqué el límite.<br />
- Despacio.<br />
Estamos aquí, en este momento. Tenía las manos frías y rozarme los huesos que sobresalen de la cadera me dio algo parecido a un escalofrío. Suspiró.<br />
- Uff.<br />
¿De verdad? ¿Esto va así? Es entre ridículo, forzado y humillante. Pero ahí estaba, no me podía rajar.<br />
- El cinturón.<br />
El cinturón.<br />
- Bájate la cremallera.<br />
Eso sí lo hice despacio. La miré. Me tentaba y se reía, pero estaba nerviosa. Así que me bajé los pantalones sólo de un lado.<br />
- Vas aprendiendo. Está bien.<br />
Y claro que está bien. El otro lado. Salí de los pantalones hacia ella.<br />
- Ah, ah, todavía no.<br />
Se estaba tocando el pelo. Me deshice de los calcetines y de los calzoncillos. Total, ya puestos, qué más da.<br />
- Ahora acércate, pero no del todo.<br />
Fue casi un impulso. Alargué la mano y con el índice le rocé los labios. Los abrió. Pude tocar su lengua y empezar a empaparme. Se recogió el pelo y levantó la cabeza. Una invitación a mis dientes, que ya no podían más.<br />
- Túmbate.<br />
Y me atacó el cuello. Las clavículas. El pecho. Se entretuvo en mi ombligo. En los huesos de la cadera que ya no estaban fríos. Y entre lengua, dientes y olvido fueron volando su vestido, sus medias, el sujetador, las bragas. Andaba por mis rodillas cuando emergió como el Pacífico y se sentó sobre mí, pero aún más hondo. Surcamos los mares. Más despacio aún que cuando me ordenaba quitarme la ropa. Quise inclinarme sobre ella, expulsarla del mar y bebérmela.<br />
- Aún no.<br />
Así que la agarré de los hombros. Y me lo arrebató. Llevó mis manos donde quiso y tuve miedo del monólogo. Pero volvió a buscarme para entrelazarse conmigo y entonces sí, darme de beber. Nunca me habían sabido tan bien las olas, el agua del mar, la arena. Cuando volvió sobre mí yo ya me dejaba llevar como la marea que arrastra con la peor de las resacas.<br />
- ¿Cuántas guerras has perdido?<br />
Una, pero las perdería todas para ganarme esta. </div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-60747559286600533912018-03-16T12:39:00.002+01:002018-04-01T22:05:34.119+02:00Eran así<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Los días después de la navidad fueron fríos. Qué estúpido, ¿no? Como si fueran a ser de colores. Pero es que además de fríos fueron tristes. Qué gilipollez. Como si alguien fuera a bailar en enero. A subir a saltos las escaleras como esos imbéciles que las saltan de dos en dos, como si aún tuvieran diez años. Y más que tristes, fueron normales.<br />
<br />
Como volver a casa después del trabajo y rellenar las horas hasta la cena con el concurso de la televisión. Pensando en que si esa vez te las sabes todas, quién sabe, quizá puedes presentarte y soltar esa memez de "yo he venido a jugar" y volverte a casa con tu palmo de narices, como cuando sales triste de esa entrevista de trabajo en la que nunca te cogerían ellos y no aceptarías ni tú.<br />
<br />
Eran así, los días de enero. Que se convirtieron en marzo y después en mayo. Como si febrero y abril sirvieran para engañarse. Busca la sombra el perro y tú, aposentar el culo en otra terraza y olvidar a cervezas y pinchos de tortilla que después de navidad hace frío y en agosto necesitarás un ventilador de 20 euros para dormir del tirón. Y congratularte con el artículo del miserable de siempre que se jacta de haber crecido en Vallecas, en Badalona o la Jota para acabar montando una startup que vendió por mucho menos dinero del que se gastaría en champán si fuera rico para salir en el telediario. Así, exactamente así, eran los días de enero.<br />
<br />
Un verano cuidando niños en Vietnam. Reconciliándote con el capitalismo que no te ahogará si consigues dormir 12 horas seguidas un día del fin de semana. Aporreando teclas, cabreada, porque los huecos del día a día no los llena ni la sonrisa que te hizo estallar a ti y a miles en la Puerta del Sol un mayo tonto del 2011. Como si fueras la perra vieja que eres esperando los días fríos de enero, después de navidad, que no se van en un año. Tú y todas las que eres en ese maldito sofá.<br />
<br />
Y ahora sal por la ventana, vuela por los soles que acarician primavera y vuelve a sentarte. Produce, respira. Y cuando puedas, haz algo bonito. </div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-73522205193658857722018-03-15T17:49:00.004+01:002018-04-01T22:12:32.098+02:00A corazón abierto<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<span id="docs-internal-guid-8203fd18-2a90-b18e-5636-6ec4a32dbe6e"><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Me condeno a corazón abierto a no decirte nunca que dejo de respirar para escucharte. Que aquí, entre mi ombligo y la garganta, pasan las revoluciones de Robespierre a Ibárruri sin que me dé tiempo a parpadear. Que me quedo en el rincón de esta sala vacía de oxígeno recorriendo tu mentón, uniendo tus cejas, metiéndote la lengua por las orejas. Que me muerdo todas las canciones con las que daría de comer a los pájaros de tu cabeza. </span></span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Me ato a la silla las piernas para no saltar sobre tus planes y desbaratar los míos. Y me hago sangre. Y me la bebo para que no la veas. Como me trago el reloj de una bomba que por mis vivos juro que no va a estallar. Como los besos que digiero, los dedos que no te meto y el corazón que aireo de a poco para que no huela a cerrado. </span><br />
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cuánto tiempo deseando suspirar para dejar de escucharte y que la guillotina acabe con todos los silencios. También con los que no muerden. </span></div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-21518787823007429402018-03-07T18:20:00.001+01:002018-04-01T22:07:52.244+02:00Si tengo una lista de tus desplantes, cómo quiero regarte<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<span id="docs-internal-guid-8203fd18-0179-c6c7-ee1f-5236ad3d1500"><span style="font-family: "arial"; font-size: 11pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">No quiero mirarte. Quiero que me mires tú. Llorar. Recordarte hasta la saciedad que te fuiste, que sigo sin entenderlo, que cómo fuiste capaz de matarme para siempre. Cómo fuiste tan hijo de puta. Y que a la vez te entiendo pero no entiendo nada. Cómo pasaste de refugiarte en cada mechón de mi pelo a sentarte en la otra punta del sofá, recoger tus cosas, cerrar la puerta. Suspirar todo el amor que te quedaba, independizarte de cada una de mis desgracias, respirar fuera donde todo era más frío. Cargarme con el techo, con las cajas, con todo esto dolor que nunca sé dónde poner. Y a la vez quiero abrazarte, borrar el espacio y traerte otra vez donde aún queda tiempo. Donde aún somos felices. Y matarte. Te odio tanto que no sé ni cómo lo hago. Cómo pongo los pies en el suelo y avanzo respirando cada segundo todo este mal. Me pregunto dónde está la justicia, por qué río, cómo consigo subir las escaleras si cuando me olvido de respirar vuelvo a estar en el suelo. Cómo vuelvo a echarte de menos con todos estos rasguños, con estas heridas tan profundas que me atraviesan y tengo que girarme a verlas al final de la calle, sin saber cómo me han se han colado a través de mí. Cómo sigue lloviendo y la gente andando y yo trabajando y tú también, y tú tan lejos. Cómo se vuelve a coser, a abrazarte sin hilo. Cómo vuelvo atrás sin mapa, y sin embargo, cuánto encuentro en la forma de mirarme. Cómo puedes seguir adelante si yo no. Cómo puedes con la culpa, si yo no. Cómo estoy viva si estoy muerta. Cómo tener calor con tanto frío. Cómo cojones sonrío y de dónde salen las ganas de sonreírte a ti. Si tengo una lista de tus desplantes, cómo quiero regarte. Cómo pedirte que vengas, que supliques perdón, que ruegues perderte entre mis mechones cuando quiero cortarte todo lo que eres. Matarte y resucitarte. Que me persigas, que me declares que no sabes vivir sin mirarme. Rechazarte un millón de veces y que sigas echando agua a este molino, hasta que todo sea tan blanco que nos encontremos en las transparencias y volver a amarte sin tener ni una sola condición, sin sentir que me traiciono. Saber que de todas maneras, ya no puedes ser tú. Qué rabia, saber que a pesar de todo, de que todo este torrente se repita, llego siempre a la misma conclusión. Que ya no puedes, ya no puedes ser nunca, nunca, la misma canción. Nosotros no podremos ser ya nunca. Y mientras caigo por el abismo, continúo pensando que no me cortaré el pelo, por si vuelves a tocármelo. </span></span></div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-40669235428154542402017-08-08T00:49:00.001+02:002018-04-01T22:03:34.773+02:00Estos días<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Pasaron muchos. ¿Cómo iba a quedarme contigo? Yo no lo llamaría realidad, me parece obsceno, soberbio, ignorante. Llámalo accesos. Puertas que, querido, no abrimos a la vez ni dan al mismo paisaje. Entre otras cosas porque yo lo llamo Horror. En los despertares químicos me encuentro con el puto Horror con su H inmensa mirándome a la cara, a punto de escupirme. Y con sus babas me inunda y me sumerge en tantos palos cuya belleza no alcanzarías a encontrar, que para qué intentarlo. Me doy<br />
<br />
Nadie vale menos que yo buceando horror. Este dolor que es una vez y es para siempre. La rueda de recuerdos que, erre que erre, vuelven a hundirme cuando busco oxígeno. Un coral al que agarrarme aunque siga haciéndome trizas. La sonrisa eterna que ya no está, su pelo, todas las cosas que venían a su mente y brotaban por su boca con la genialidad con la que sólo se envuelven las figuras para respirar. Y el Horror que se mete suave en mi bolsillo para acompañarme a todas partes. Donde meta la mano, está mojado.<br />
<br />
No puedo quedarme contigo. No porque no sepas hundir las manos y buscarme con tus toallas secas destilando el olor a nuevo que ninguna marca de ambientadores logrará. No porque no me busques, porque no dejes de abrir puertas y entrecerrarlas -tú dando portazos, no creo que te vea-, no porque no quieras bucear. Porque no sabes. Naufragar es un arte.<br />
<br />
Nadie vale más que yo metiéndome al Horror en los bolsillos. Se te escapan por las fisuras de las puertas todos los matices de mi negro. No quiero que recompongas mis trizas, me gusto así, rota. Los gritos del no puedo, las espirales del no valgo, los sumideros del no salgo, aquí, en este océano de Horror, son arte. Y el arte es un manjar para quien zanja a portazos. Para alguien dispuesto a naufragar en todos sus miedos y respirar con ellos. Llevarlos como quien renuncia a los ambientadores que no suprimirán el olor a viejo.<br />
<br />
Sécate la realidad. Yo empapo los desiertos. Arte es ver la épica con la que emerjo.</div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-30041850360311605912017-01-06T17:33:00.000+01:002018-04-01T22:03:58.916+02:00De lo que sea<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Todo ha de suceder antes de que vuelva el miedo a matarme de pura sobredosis, como siempre. Aprovechar la luz del Sol para ser el jarrón que explota contra la pared.<br />
<br />
Con tus rosas, sí. No las quiero. De hecho, creo que nunca las he querido. Ni siquiera me gustan. Ni siquiera creo que sepas que las rosas son las flores más feas de mi universo. Y que no son lo único que no quiero, a ti tampoco. No. Quiero follarme a mucha gente a la vez, correrme con mujeres, chupársela a cualquiera que esté dispuesto a escupirme en la cara, simular que me ahoga, llamarme zorra y levantarle un monumento a mi falta de escrúpulos; a la seguridad para emprender el vuelo hacia el siguiente estigma con el que arrastro todavía tu polen y el de miles de criaturitas más.<br />
<br />
Coger ese armario, entero, repleto de esa ropa que va del gris al marengo y otra vez y otra vez y otra vez y tirarlo por la puta ventana. Joder. Fumármelo y bebérmelo todo, quiero convertirme en una fuente de ginebra que se pausa sólo para expirar humo. Qué coño, tragar e inhalar a la vez.<br />
<br />
¿Un reloj? No sé qué es eso. Se me sale la sangre por la garganta y no me duele, al revés, mataría por no parar nunca de vomitarla. Y gritar y saltar y gritar y saltar, ¡que estoy viva y puedo ir adonde quiera! Voy a correr en cualquier dirección, ¿dónde quieres ir? Marte es sólo un adverbio de lugar. Que me falte el aire, que se consuma todo el oxígeno de mi sistema respiratorio, que se estiren todos los músculos. Que muera. Que muera ahora mismo, de cualquier cosa, de lo que sea. De pura vida, de inconsciencia, morirme de amor, de lo que sea, de amor del romántico, del que desgarra, del que no es amor.<br />
<br />
De cualquier cosa, morirme, morirme. De cualquiera menos de miedo. De cualquiera antes de que vuelvas con rosas a encerrarme en el redil de los cuerdos de atar. De lo que sea. </div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-9288752564730249052016-06-01T19:09:00.002+02:002018-04-01T22:13:11.523+02:00El bosque<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Hay un bosque que los años han dejado crecer con escasa vigilancia, decidiendo mil y una veces que era mejor así y otras mil y una que no. Con ramas cual sarmiento, rodeando no sé muy bien qué y protegiéndolo.<br />
<br />
<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmKVb1FeCWO1NACDtqCtl24P2IpKHEDSRN6IgQorqEotcqiK5IcTEcBNxcGNYkm9lkeF5MnpkRV-Q8ovYRlNgbc_kGzbjo2mDMu6qvzpe1M_gViX6Km0TN1YST5uBkAxpJGT5GpfZMRA6L/s1600/%25C3%25A1rboles.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmKVb1FeCWO1NACDtqCtl24P2IpKHEDSRN6IgQorqEotcqiK5IcTEcBNxcGNYkm9lkeF5MnpkRV-Q8ovYRlNgbc_kGzbjo2mDMu6qvzpe1M_gViX6Km0TN1YST5uBkAxpJGT5GpfZMRA6L/s1600/%25C3%25A1rboles.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
No te he hablado nunca del bosque.<br />
<br />
No sé hablar de él. Supongo que hace años que lo ignoro, porque la última vez que estuve en él, las ramas crecían a la velocidad de la luz, como si quisieran tapar todas las vistas a Berlín Oeste.<br />
<br />
Con lo difícil que es vivir. Con lo difícil que era. <br />
<br />
No sé cuánto tiempo había pasado esperando encontrarme contigo debajo de las hojas del plátano, en uno de esos bancos incómodos que quieren hacerte la existencia imposible. Y hacerte poesía. Plantarte una bandera y jugar a recorrer con los dedos el espacio en el que vivo. Y nada más. <br />
<br />
Reducir la vida al tacto de las líneas dactilares sobre tus lunares. Medir en el espectro cromático hasta dónde llegan sus colores. Respirarte. Aprender a vivir sólo con tu aire nunca me ha parecido tan fácil. Coger impulso en tus rodillas y elegir dónde somos siempre jóvenes. Y de un soplido, estallarnos en confeti.<br />
<br />
Convertida en plásticos de colores me he armado de fiesta suficiente como para empujar los escombros del muro y volver al bosque, esperando encontrar las ruinas que la memoria hubiera conservado con sus ramas.<br />
<br />
Lejos de esqueletos, las hojas suavizan un sol de justicia y de domingo. Hace tiempo, hasta me atrevería a decir cuándo, alguien aquí dentro ha decidido mil y una veces -sólo- cómo deben crecer las ramas y lo hacen igual. Me atrevería a reconocerme en las líneas que trazan. Hasta la primavera alemana y la bicicleta preparada para darme vueltas en tándem, me suenan de sueños.<br />
<br />
No te necesito. No necesito vivir en tu aire.<br />
<br />
Porque, francamente, tampoco necesito aire.<br />
<br />
Me sobran pulmones para el resto de Berlín. Tengo un bosque sin vigilantes, tejido de ramas fuertes, de plátanos que nos hacen sombra en un domingo de justicia. Tengo todo el arcoiris de tus lunares y tus rodillas. Y sin tenerte, también a ti. </div>
</div>
</div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-33059115543573776042016-01-11T23:41:00.001+01:002018-04-02T18:32:57.903+02:00El día en que<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Habrá un momento en que despiertes aquí, a este lado del colchón, y el colchón será lo que es, un amasijo de texturas en el que descansar lo justo. Un día en que pondrás los pies en el suelo, el suelo estará frío y te quemará por dentro. Te escucharé quejarte de la presión de la ducha, de la toalla que perdió su tacto de algodón de azúcar hace siglos y volveré a saber que estás hasta los mismísimos de la maldita fuga que encharca el baño.<br />
<br />
Pero aún vendrán días peores. Tirarás la vieja cafetera y en sueños comprarás una Nespresso, que colocarás en la encimera de una moderna cocina de mármol, muy lejos de aquí. Bajarás en el ascensor directo al garaje donde te espera el coche que compramos para que dejaras de quejarte del tiempo que cada día pasas bajo tierra hasta llegar al trabajo. Habrá un día en que ya no te bese al salir de casa. O incluso peor, que te bese como lo hace esa gente que sólo pone la cara porque prefiere besar al aire o que piensa que sus gestos son demasiado caros como para regalarlos.<br />
<br />
Pensaba en que ese día recuerdes que al principio volvías a meter los pies en la cama. Que buscabas el punto de fuga en la ducha y que el rendimiento que le sacabas a los cinco minutos que tarda esta maldita cafetera en darnos de desayunar no se lo imagina ni el FMI en sus mejores sueños.<br />
<br />
Que te acordaras de hoy.<br />
<br />
Esos días vendrán a oxidarnos. Así que piénsalos ahora. Declárame la guerra mientras el baño se inunda. Desátame los nervios con tus pies helados. Sal con esa cara de dormido a poner la cafetera y vuelve. Vamos juntos hasta la boca de metro. Yo te juro que ahora mismo revendo el coche.</div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-7013228095868711882015-10-04T21:03:00.000+02:002018-04-02T18:33:22.152+02:00El centro del oasis<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
La veo bajar los escalones de este palacio como los bajan las viudas. Como si unos cristales de agua enorme impidieran la velocidad. No lo parece pero está muerta. Camina pero hace tiempo que no respira. Sus manos no dicen nada de las pieles que han curtido. Sonríe como los ascensores. Como otros cadáveres, lee los periódicos, avanza entre las calles y finge que resuelve cosas importantes delante de una pantalla ocho horas al día. Nadie sabe que está muerta. Nadie, menos yo.<br />
<br />
Lo sé porque me he enzarzado con ella hasta dejar de reconocerme. Lo sé porque sus manos han curtido la piel con la que escribo como si nos persiguieran para matarnos. Lo sé porque a través del cristal, invisible y enorme, que la separa del común, ya no mira como sé que sabe. Lo sé porque sé cómo mira, sé lo que hace cuando es ella.<br />
<br />
Lo sé porque la he escuchado contarme cómo se suben las escaleras de una azotea en plenas navidades para decirme que le va el corazón a doscientos. Sé, por sus descripciones, a qué sabe comerse un corazón. La he visto bajarse del autobús en marcha sólo por un abrazo más. La he visto sonreír mientras piensa que lo ha conseguido y que ya, estoy en el bote. Que se acabó la soledad.<br />
<br />
La he oído prepararse para saltar, rozar las manos muy deprisa con sus muslos y acercarse al borde del trampolín para zambullirse en mí. He sido su océano. La he visto volatilizar las distancias. Provocarme.<br />
<br />
Ella, que camina por este desierto a sabiendas de que no hay oasis, no está viva. Finge, como el resto de matices, de la escala de grises, que sabe dónde está el mar y el camino de vuelta. Camina, sin que nadie se dé cuenta, en dirección contraria. Como si unos cristales de agua, enormes, viraran la dirección. Y las manos curtidas de tanto estrellarse felices contra el mundo, renuncian y no se reconocen.<br />
<br />
Yo sé que está muerta, pero aunque alargue la mano, no sé cómo se hace. No sé darle de beber. No puedo, sin romperla, darle la vuelta y pedirle que vuelva a subir las escaleras, que llegue a la azotea y lo haga rápido, como si no hubiera cristales. No recuerdo haber tenido nunca que pedirle que tome las riendas del trampolín, vuelva a frotarse las manos muy depirsa con sus muslos y salte, directa al centro de mi oasis.<br />
<br />
No lo recuerdo pero yo, ya no soy un océano. Ni un vómito, con el corazón a pedazos. Como esta casa, que ya no es más un palacio.<br />
<br />
<br /></div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-41384477577426541732015-07-20T20:27:00.001+02:002018-04-02T18:33:36.876+02:00Armstrong<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5CTpYD6iF3wbfL4NVHANN1IGpNGtVG1U10bO8wvNlU_vsY3dVMbWic5RitdhKt88ApePutMKdB3wEqlOYiIADeElTt-80jyyh6vZ6j-mJmkw4xKXy8kZ4RaJ0E6i_QRe29oY-iGWLENWs/s1600/armstrong.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5CTpYD6iF3wbfL4NVHANN1IGpNGtVG1U10bO8wvNlU_vsY3dVMbWic5RitdhKt88ApePutMKdB3wEqlOYiIADeElTt-80jyyh6vZ6j-mJmkw4xKXy8kZ4RaJ0E6i_QRe29oY-iGWLENWs/s320/armstrong.jpg" width="320" /></a></div>
Salto de cabeza y entro justo, por tu ombligo. Me siento una invasión fácil, una especie de Napoleón que campa a sus anchas por nuevos dominios. Respiro allí adentro, buceo y no me ahogo. Exploro como los niños que no conocen el miedo. Me veo por todas partes, los espejos me señalan sin ahuyentarme.<br />
<br />
Nada puede cortarme. ¿Cuántos seres vivos han habitado este lugar? Me siento en la Luna. Soy la primera mujer que se abre paso en tus adentros. Estos son mis campos. Esto es mío. Me deslizo y subo desde tus tripas hacia arriba. No quieren soltarme y a la vez, se pliegan ante mí. No quiero despertarte. Me abrazo a tu esófago como una bombera que baja a los incendios, pero al revés: subo a los cielos. Tus pulmones marcan el ritmo tranquilo con el que trepo. Nunca llego a sudar.<br />
<br />
Desde aquí arriba todo parece un campo de trigo. Suave, pacífico. Tú no lo notas pero yo, lo toco todo. Sé dónde empiezas a pinchar. Sé dónde te duele, dónde te ha dolido. Miro cómo te reparas y conozco que a veces, tardas más. Los campos de trigo tienen balas acumuladas, espacios quemados por el sol, nuevas hebras, sabias espigas. Mis huellas suelen quedarse y de momento, no veo otras más marcadas que las mías. Tal vez han estado aquí antes pero yo, cuando paseo por ti, soy Armstrong.<br />
<br />
Llego al epicentro. Ya sabes que yo no nunca renuncio al núcleo. A estas horas es, también, apacible. Nada que ver con tus manías, con el amor que me haces, con las carreras, con el que te hago. Bombea, decide con firmeza seguir, cada milésima de segundo. Me siento a respirarlo, a saber que está ahí, que no te deja. Tienes un corazón enorme, un Amazonas lleno de abetos. Perenne. Y cuando acelera, como si el viento soplara, vuelvo a deslizarme hasta tu ombligo.
No quiero estar aquí cuando despiertes. Salto desde tus tripas y asomo a la superficie. Camino por tu pecho y vuelvo a mi estado natural.<br />
<br />
No quiero perderme el momento en el que vuelves y me aprietas contra ti. Como si supieras que yo ya sé que está todo bien. Como si tú también volvieras, Armstrong, de tu paseo por mis campos de trigo.
<br />
<br /></div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-85303565215862618512015-06-03T23:53:00.000+02:002018-04-02T18:34:08.512+02:00Cuando ganamos<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Las derrotas se esfuman. El cielo no está, pero parece más limpio.<br />
Sonríen, sin clientes, las putas. La Iglesia no tiene techo.<br />
Nos casamos, a la vez, los homosexuales. El hambre no tiene suelo.<br />
Se acabó la rabia. Se acabó.<br />
Los taxistas escuchan música clásica. La sangre no se chupa.<br />
Los papeles están mojados. El blanco es blanco.<br />
Y a la vez, nunca fue tan fácil mezclarlo todo.</div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-36185578195660850972015-05-26T22:16:00.000+02:002018-04-02T18:35:16.346+02:00Y empezamos de cero<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Admito que funciona sin control. Lo admito. Asumo, asimilo, digiero, que ella no me sigue, que yo no la lidero. Supongamos que ya lo sabía, pero no, no había probado el sabor de la tierra hasta aquel día.<br />
<br />
Era esto, ¿no? Aquí ejerzo. Aquí no vale escupir, no hay segundos para los suspiros. No van y vienen las líneas. No son rectas. Las curvas siempre nos han sentado bien. Siempre te han sentado bien.<br />
<br />
Y llevarte y traerte, como el viento se lleva todo lo ingrávido. Y escucharte respirar, como los relojes siguen su tic, como los anzuelos clavan, sin doler, su tac. Y verte amanecer, miles de días más. Millones de días más.<br />
<br />
Que ser mayor era seguir sintiendo que tú estás detrás, aunque estés delante. Admitir, asumir, digerir, que la vida va en un sentido, que se coloca en nuestro espacio como la tierra sabe y sabe, aunque nunca la hubiera probado. Que las raíces son más fuertes que haber llegado hasta aquí.<br />
<br />
Hasta el punto en que las líneas se despiden de no haber sido nunca rectas. Que tu sonrisa te sienta tan bien que no tengo que llevarte ni traerte, que el viento no nos pesa, que los relojes nunca se paran, que los anzuelos no nos pescan. Y los amaneceres nos saludan, y la tierra no nos cubre.<br />
<br />
Que de las mujeres está todo escrito y sin embargo de ti, queda todo por escribir. </div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-77496926789203968982015-03-01T20:37:00.000+01:002015-03-01T20:37:42.086+01:00Desde dónde<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal">
No creo que huir sea fácil. No me gusta la gente que dice
que huir es de cobardes. No me gusto cuando digo que huir es de cobardes. Huir
es lo que he hecho toda mi vida. Y mi alma está en paz. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Huir no es ni más fácil ni más difícil que quedarse. Escapar, no es más heroico que enfrentarse. Para mí, ir y venir, fugarme y regresar, era orgánico. Era lo que había que hacer. Era el mecanismo que hacía funcionar la vida.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Después de saltar de una vida a otra. Mucho más tarde de haber visitado por primera vez mi casa, tiempo después de haber regresado al <i>siempre </i>vacía, años después de evitar las raíces, del orgullo de la apátrida, de la felicidad de no ser. Entonces, sólo entonces, alguna parte de mí decidió anclarse a la tierra. Construir una nación. Jurarse a una bandera. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A la mía. A mi suelo. A mi familia. Al cielo que es jodidamente el mismo, cambiante cada día. Decidí plantarte. Aprenderme los nombres de tus calles. Tus atajos. Mis atajos. Llegar a la puta raíz. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
No creo que quedarse sea fácil. No me gusta la gente que dice que quedarse es aburrido. No me gusto cuando digo que quedarse es aburrido. Quedarme es lo que hago. Mi alma, tranquila, se queda.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Quedarse no es más fácil ni más difícil que huir. Permanecer, no es menos atrevido que marcharse. Para mí, tomar tierra eterna es tomar partido. Es mi lucha, es desde donde quiero defender la vida. El mecanismo que hace a la vida volver a funcionar. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Después de elegir un techo. Algo más tarde de volver por última vez a casa y llamarla casa, algún tiempo después de comprender que el <i>siempre </i>nunca estuvo vacío, tal vez días después de averiguar que si las raíces se riegan, crecen, del orgullo de unos frutales que crecen sin respetar las fronteras, de la felicidad de tener nombre y apellidos. Este nombre y estos apellidos. Entonces, sólo entonces, mi alma supo que el ancla pesa lo que te atrevas a ser diferente. A ser tú. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tú. Tu suelo. Tu familia. El cielo que no tiene gobierno. Las plantas que crecen y las que no. Los nombres de las calles que no siempre cambian. Las raíces, mis puras, mis benditas, mis putas, raíces.</div>
</div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-54350751649426531252015-01-11T21:33:00.001+01:002015-01-11T21:33:21.092+01:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Está sentado aquí, a mi lado. No dice nada sobre mi forma de escribir. No parece importarle que haya bastantes cosas por delante de él. A mí hasta me parecen demasiadas. Está ahí, sin preguntar cuándo fue la última vez que se me ocurrió limpiar mi espacio. No parecen sorprenderle las paredes a medio decorar, las puertas del armario abiertas o las montañas de periódicos. Tampoco le molesta el despertador sonando cada cinco minutos, las patadas de esta noche, mi indignación con la televisión. Que pida otra, que no deje nada en el plato, el sonido del secador.<br />
<br />
Yo le miro y no lo entiendo. Cómo espera paciente su turno, cómo mira las paredes. No cierra las puertas del armario. Busca en los periódicos y lee boca arriba. Retrasa su despertador cinco minutos más. Y luego otros cinco. Me devuelve las patadas y me contesta como si fuera la televisión. No ha prometido dejarme terminar mis platos. La guerra, con mis enredones, la libra secador en mano. Y yo le miro y no lo entiendo. Pero creo que voy a quedarme aquí sentada, a su lado.</div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-17196374404650426422014-11-13T19:16:00.002+01:002014-11-16T19:07:34.147+01:001.038<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
1.038 desde la Ronda Litoral. Mordería hasta el polvo. Y el polvo precisamente.<br />
<br />
Rumbo fijo hacia el norte. O hacia el sur. El tacto se enreda. Hay tantas maneras como kilómetros de tirar de su pelo hasta los márgenes de su vestido. Como hay tantas maneras de buscar con las manos las caderas. Por debajo. Siempre por debajo.<br />
<br />
Autopistas de peaje. Los matrimonios modernos que veían películas en Perpignan para aprender a agarrarse de otras maneras. Se puede perder el tiempo, parar el reloj y decidir invertir en una brizna. Como las rosas invierten su vida en las espinas. Tienen en su boca las pulsaciones los corderos, cuando se acercan a ponerles fin.<br />
<br />
¿Cómo se acercan? ¿Cómo lo hacen? Hay trayectos que son putos. Que empiezan desviándose en Orléans y no llegan a navidad. Que se quedan con la sensación.
El tacto frío y caliente del morse. La presión que se ejerce. Los tirones hacia destinos apetecibles.<br />
<br />
Está demasiado lejos aquel apartamento en el que no tenemos nombre. A veces, la imaginación es el arma más peligrosa que existe.
No sé cuánto tardaré en llegar, este cinturón de seguridad no ayuda. Siempre fui más de carretera. La vida se mueve más. Pero es más denso el movimiento en una cabina presurizada. De la imaginación. Las caderas se deslizan, la piel llega a las manos, no duelen los tirones y la distancia corta se eterniza.<br />
La distancia no deja nunca de ser cada vez más corta.<br />
La distancia nunca deja de ser.<br />
Pero se mira. Se mira y se toca. Se mira, se toca y se muerde.
Se deja de pensar. Sólo se siente.<br />
<br />
Cada una de tus briznas, la única mirada.<br />
<br />
Salen las ideas de las cabezas. Y caminan. Despegan. 1.038 se quedan en nada. Por la ventana, hace ya tiempo que se han encendido las luces. ¿Cuándo sale el próximo avión?</div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-1685906277305338322014-10-10T18:51:00.000+02:002014-10-10T19:01:17.349+02:00Despacio<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Hace tanto que ya no recuerda la última vez que lo hizo despacio. Que no fuera sólo por placer, sólo porque toca, sólo porque hace mucho tiempo que no, y toca. Hace tanto que no sabe cuándo fue la última vez que ella lo eligió. Que paseó por la platea y dijo 'éste', segundos antes de desplegar todo el armamento. El ligero y el pesado.<br />
<br />
¿Hace cuánto son medallas? Hace tanto, que no recuerda cuándo fue la última vez que lo hizo porque quería hacerlo de verdad. No lo recuerda, lleva ahí sentada un buen rato haciendo memoria. No y no. Que lo mirara a los ojos mientras, años. Que él la mirara a ella, lustros. Que acompañara una conversación de las que lo congelan todo, décadas.<br />
<br />
¿Cuándo fue la última vez que buscó más alma que piel? O que la encontró. Y peor, por qué no se había dado cuenta antes de que había quedado desterrado en un rincón que hace siglos que no visita. Cuándo lo puso ahí. Hay una muralla altísima que nunca había visto, y no tiene pinta de que sea de nueva construcción.<br />
<br />
Echa de menos la lentitud. El buen hacer. Hacerlo porque sí, porque quiere, porque va más allá del cuerpo, porque va a un lugar que no tiene porqué existir. Que no mira el reloj, que no calcula el esfuerzo, que no se cansa, que no piensa en invertir. Menos mal que tiene una lista que consultar, que hará memoria por ella. Tiene nombres pero no fechas.<br />
<br />
No fue éste. Ni el anterior, ni el anterior. Se cansa cuando ha contado más de diez. Quizá nunca pasó, quizá todo fue siempre rápido, por placer, porque tocaba, porque hace mucho tiempo que no, y toca. Pero en algún rincón de la memoria, quizá al otro lado de la muralla, en el destierro, algo le dice que en algún momento, todo lo hizo por ella. Por los dos. Por lo que eran. Fuera quien fuera, fuesen quienes fuesen.<br />
<br />
Es, tal vez, demasiado tarde para los nombres. Y para las fechas. Pero suena el teléfono. No sabe quién es, pero es viernes. Y toca. Puede desprenderse de este momento, de lo difícil, y continuar con la huida hacia delante. Pero algo, quizá la lista hecha añicos o quizá el teléfono en modo avión, me dicen que no va a ser así. Que antes de volver a mirar el reloj, se va a quedar leyendo. Porque, toque o no toque, es por ella.</div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-73828523661692815972014-10-06T22:09:00.001+02:002018-04-02T18:36:18.217+02:00Qué miedo<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKhf11uPw_NuWeng1atAl-fTVJ7V8cnz76qiFsKqG4EOQNMYs5vd9yWd5x94rKT-UAHiB8uGsWsTCtghOfV45LtKwKlXmLJ_ynAkMOdxvYj3tD9kui8RCUevLBA0JyPvTdcPelDxFV1PW7/s1600/147.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKhf11uPw_NuWeng1atAl-fTVJ7V8cnz76qiFsKqG4EOQNMYs5vd9yWd5x94rKT-UAHiB8uGsWsTCtghOfV45LtKwKlXmLJ_ynAkMOdxvYj3tD9kui8RCUevLBA0JyPvTdcPelDxFV1PW7/s320/147.jpg" /></a></div>
Y ahora, ¿dónde vamos?
La tristeza de tocar techo.<br />
<br />
Creo que maduré así, sabiendo que tocaba el techo. Que el éxito marcaba el fin. Pero por suerte, las estaciones terminan y vuelven a empezar. Los techos crujen, se congelan y vuelven a romperse. Por suerte o porque sigue habiendo un par de críos ahí dentro. Críos que juegan a las películas. Críos que se enzarzan a escalar el ciprés más alto. Críos que hablan sin parar, que van a cualquier parte. Que no se callan y no saben que son diferentes. Que se quedan hasta el final, porque el tiempo no existe. Que no conocen el miedo porque no tienen ni pasado ni futuro, porque todo empieza en septiembre. Y en septiembre siempre hace calor.<br />
<br />
¿Qué hago si el presente me da miedo? Qué miedo empezar a callarme. Qué miedo convertirme en mayor. Qué miedo, no preguntarte adónde vamos. No querer la respuesta. Conocer la respuesta. Qué miedo dejar de conocerme. Saber que nunca más seré quien fui. Qué miedo volverme tímida, acostumbrarme a la corriente. Dejarme querer por cuerpos que no me importan, que no pueden hacerme daño. Qué miedo salir primero, alejarme antes, correr. Qué miedo no hablarte. Qué miedo el techo. Qué miedo, qué miedo, qué miedo. Y qué miedo tener miedo. Y nunca más atreverme. Y nunca más decirte que te quiero. Qué miedo no habértelo dicho nunca.<br />
<br />
Que quiero ser tu película, tumbar el ciprés y que lo hagamos añicos. Romper el puto techo y crecer. Y no dejar de ser una cría nunca.<br />
<br />
Pero qué miedo dan las alturas. Y qué frío hace cuando acaba septiembre.
</div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-36068600027482695122014-08-28T22:43:00.002+02:002014-08-28T22:43:55.864+02:00Lejos de la acera<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheozfUBCFzrX_Ny5b1z34flohilTqXF0FbPXIERIdlwYDgQz5alUQjxl8RH68g0iUBGdL72Mn8KzNhwy9RnIER1FYUBgf3I5ShyLCTCGIxmuEYvL2R6tb-O-rcq54OdKKiRe6B97XCuS2m/s1600/P8143373.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheozfUBCFzrX_Ny5b1z34flohilTqXF0FbPXIERIdlwYDgQz5alUQjxl8RH68g0iUBGdL72Mn8KzNhwy9RnIER1FYUBgf3I5ShyLCTCGIxmuEYvL2R6tb-O-rcq54OdKKiRe6B97XCuS2m/s1600/P8143373.JPG" height="240" width="320" /></a></div>
Nos unían las manos. La vida está llena de obviedades y frases hechas. Pero lejos de las aceras eran reales. Recuerdo su mano en la mía y mis ganas de llorar. No levantaba dos palmos del suelo. Pero no me sentí sucia. Yo no le necesitaba y él a mí tampoco. Pero hubiera sido muy difícil soportarlo todo sin él. Y tampoco creo que su vida volviera a ser igual.<br />
<br />
No sé hasta dónde llega el impacto. Cómo, en una vida tan pequeña, podrá perdurar la mía. No necesitaba mirarme, pero yo sí le miraba. Tal vez pensó que yo venía de otro planeta y en cierta manera, era así. Pero él era real, copón, lo más real que he tocado desde que mi humanidad dejó de crearlo todo con las manos. No recuerdo su voz, seguramente todavía no ha hablado. Pero sus manos sí, sus manos insignificantes dicen más que los periódicos de los últimos cuarenta años.<br />
<br />
Nadie paga por leer vida. Pero yo hubiera dado la mía por quedarme a su lado. Y a la vez, me bastaba con tres minutos. Me dio la mano y ya está. No tenía ni hambre, ni sed, ni soledad. No le hacía falta yo y él a mí, tampoco me hacía falta. Pero me hubiera seguido hasta el final del mundo, hasta el final del pueblo, sin mirarme. La confianza es ciega y la inocencia no entiende que exista otra forma de vivir. Estaba allí, sólo por darme la mano. Porque sí, porque la vida es para darse la mano. Y ya está.<br />
<br />
No necesitaba filosofía. No hay más explicación. La vida es obvia. Es real, la vida se toca, se mira, se huele y sólo después, se siente. No necesitaba conocerme para venir hasta el fin del mundo. No necesitaba que nadie le dijera si aquello estaba bien o estaba mal. No estaba ni bien ni mal. La vida es darse la mano y punto final.<br />
<br />
Porque no hay otra. O volvemos a ser reales o moriremos por falta de éxito. Él sobrevivirá. Probará pocas cosas y no sabrá qué es el hambre. No saldrá nunca de allí y no sabrá qué es la opresión. Dará la mano a otros pero nunca será infiel. Y me querrá como me quiso porque sus manos son así. No tienen fin, ni aspiran a nada. Porque cuando se es tan libre no hace falta nada más. Porque aquel ser humano tan pequeño era el hombre más libre del planeta. Y me hizo tan libre que ni siquiera lo fui para ir donde tenía que ir. Ni era preciso que yo fuera en ese avión. No tenía que ir a ninguna parte. Nunca fui a ninguna parte.<br />
<br />
Él me enseñó que todo lo que sé no vale nada. Que sólo vale ser libre. Que en el lugar del mundo más lejano de cualquier acera no necesito cruzar, porque no hay cruces. </div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-47732973175576215182014-07-24T13:45:00.001+02:002014-07-24T13:45:28.689+02:00Todas las raíces<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Voy buscando las raíces. No las he perdido, sé muy bien dónde están.<br />
Están lejos.<br />
Busco que me encierren en casa. La seguridad del calor seco.<br />
El olor inexistente de las adelfas.<br />
Nunca me creí que fueran venenosas, eso sí, nunca las toqué.<br />
Por si acaso.<br />
Por si acaso.<br />
A la chica responsable la perdí en algún rincón del camino.<br />
Descubrí que volverme loca me gustaba más. Violarte en las esquinas. Venderme gratis. Contaros, haceros número. Robar mecheros, correr a puñetazos.<br />
Está por ahí. La que habla la mitad de lo que calla fue historia. La que decía todo con mirar. La que se muere de vergüenza y se aprieta la ropa.<br />
Era más segura. Era así y ya está.<br />
El calor seco me aploma los pasos. Aunque se me deshagan los zapatos.<br />
No sé cuándo se abrió el suelo. No sé cuándo lo contemplé todo y supe que no entendía nada.<br />
No sé cuándo fui consciente de que podía elegirlo todo. Pero me asusté.<br />
Nunca me gustaron las adelfas. Pero siempre supe que podía abrazarlas y se acabó.<br />
No las veo en el suelo abierto. Veo a la rubia, a la morena, a la pelirroja.<br />
Aquí abajo hace calor. Están la corresponsal, la estudiante de árabe, la camarera.<br />
Veo los abrazos, veo a mi padre, veo al hombre que vivía ahí al lado, en otra realidad con grados.<br />
La veo a ella, preciosa como siempre ha sido. Veo el polo a rayas, nuestros nombres en un árbol. Las banderas de lo que no conocemos. Tú, en la cola del supermercado. Lo veo a él, en medio de triángulo.<br />
Pero no veo las adelfas. No tengo calor.<br />
Están ahí, la chica que no quiere llevar gafas, la que camina tranquila, la que lee el periódico los domingos. La veo en el sofá verde, las veo en los cuadros, hablando con edificios.<br />
Están la que llora con sentido, la corresponsal, la estudiante de árabe.<br />
Pero no puedo tocarlas. No puedo elegir.<br />
Están todas, todas menos yo. </div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-42704203033557503692014-07-14T22:33:00.000+02:002014-07-14T22:33:31.940+02:00Mátalos tú<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieEu1rLeWniJfEacV11r7Tn852NKrMbjbSsebzJ9OzqRAUHb_iWBb3FMkdBXFzxnVzBY3Tax-JiZ4qLTddrXHNUkSHvcv8PXjpSjXyyHXp1HP6nWE8RHgzuXfyBJSxou1aeMynZLrEk0yq/s1600/DSCN1288.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieEu1rLeWniJfEacV11r7Tn852NKrMbjbSsebzJ9OzqRAUHb_iWBb3FMkdBXFzxnVzBY3Tax-JiZ4qLTddrXHNUkSHvcv8PXjpSjXyyHXp1HP6nWE8RHgzuXfyBJSxou1aeMynZLrEk0yq/s320/DSCN1288.JPG" /></a></div>
Sé que quieres salir de aquí. Aunque aquí no sea ninguna parte.
Y que si no es ninguna parte...
Que no quieres vivir más. Ya está. Para qué. Para qué vas a vivir. Si no sabe a nada.
Me asusta saber cuántas veces piensas en abandonar. No quiero contarlas, no quiero preguntar por qué. Sé que no quieres más, que estás cansada, que no te hace ilusión. Que el tiempo pasa, la vida es normal, las emociones no son fuertes. Que para qué.
No he vuelto a verte escribir. No te da sed el viento. No sientes nada. Vas más rápido que él, tanto que no ves. No te sientas, no me escuchas. Sólo vives, como si tuvieras que hacerlo. Te sientas y me escuchas y no hay nada. Todos tenemos que vivir, lo sé.
Pero tú no. Tú vivías porque querías. Porque te daba la gana. Como si lo hubieras elegido.
Y lo sé porque no he vuelto a verte escribir, tampoco te veo llorar. Y llorabas y escribías que daban ganas de quedarse a mirarte. Creo que tienes la misma sonrisa falsa que en las fotos de tu comunión. Las fotos... no miras fotos. Te buscas tanto que no sabes cómo encontrarte. Eres tantas mujeres que te has olvidado de la que querías ser.
Lo sé porque no escribes, porque no duermes y estás cansada. Tú no te cansabas nunca, querida. Porque no oigo tus zapatos al mismo ritmo cuando bajas a por el periódico. Tu café ya no está a la temperatura perfecta, ni pasas horas en la ducha. Hace siglos que no pruebo tu gazpacho. Ni sé dónde has guardado todas esas fotos que contaban tu vida.
A ti te gustaba mirar al pasado. Tú eras una melancólica divertida. Disfrutabas viendo tu vida, contando tu vida, todo lo que has hecho y lo que vas a hacer. No fuiste siempre así. No dudabas tanto. A ti no te daba miedo mirar atrás. A ti no te daba miedo nada. Tú te cruzabas el país por amor aunque no te quisieran. Tú tenías tiempo para todo. Saltabas de la cama, ibas regalando amor desde que estirabas los brazos. Joder, tú eras de colores.
Tú no eras esta vagabunda cagada de miedo. Tú temblabas por todo.
Te miro y sé que vives porque tienes que vivir. Como si aceptaras ser sombra, dejar lo que te gusta y hacer lo que tienes que hacer.
Deja de huir y escribe. Deja de huir y escribe. Y vive. Mata los traumas y vive. Mátalos tú.
Cruza el país por amor. Deja de esperar. Salta, riega las plantas. Enséñame tus fotos, enséñatelas tú.
Y por dios, haz gazpacho.</div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-10401433423021850752014-03-16T21:30:00.001+01:002014-03-16T21:30:16.288+01:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Era aventura.<br />
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El túnel de la tristeza ya no era tan largo.<br />
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Me apetecía comer en casa.<br />
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Buscarle con los pies por debajo de la mesa.<br />
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Ser natura.<br />
<br />
Verano.<br />
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Madera.<br />
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Un cristal al que la brisa le quita el polvo.<br />
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Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-48988342463956077362014-03-07T15:52:00.001+01:002014-03-07T15:52:39.284+01:00Verano<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYSmfU1711EdV9LovGGfNvhot8_1BWm8SXc3vH3Zpm54kTbTIhao-0z9ZJSxKq8MIc8-Rep1QCNz9Bko8ROtFEoNyIqGPNT5l2EkadGtbBexRz7QVtzVsz4YfT_i7VlQrhMh86pKc0lG5j/s1600/1466.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYSmfU1711EdV9LovGGfNvhot8_1BWm8SXc3vH3Zpm54kTbTIhao-0z9ZJSxKq8MIc8-Rep1QCNz9Bko8ROtFEoNyIqGPNT5l2EkadGtbBexRz7QVtzVsz4YfT_i7VlQrhMh86pKc0lG5j/s1600/1466.jpg" height="240" width="320" /></a></div>
Me gustaban las uñas de sus pies pintadas de rojo. La arena del mar. A juego con las de las manos. Cómo se oía, aunque fueran tópicas, las olas llegar. Ese primer frío que apaga todo el calor. Como si fuera urgente apagar el fuego. Su piel mojada. Cómo se endurecía y se volvía suave al mismo tiempo. Después se tumbaba al sol. Siempre se le quedaba agua en el ombligo. Siempre me apetecía beber de él.<br />
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Acostarme con ella era como un día de playa. El placer de un orgasmo me recuerda siempre a la zambullida en el mar. El momento de meter la cabeza. El mundo se apaga, se para, se calla. Cambia todo en milésimas de segundo. La muerte debe de ser así también. Como el primer trago de cerveza fría, en una terraza, frente al mar.<br />
<br />
Echo de menos a Blanca. Cómo me miraba antes de salpicarme. Cómo corría a besarme cuando me había metido agua salada en los ojos. Cómo se reía cuando le mordía, como represalia. Me gustaba su pelo, de un color indescriptible, como el del sol. Los dibujos que hacía en la arena mientras dejaba escapar detalles de su vida anterior. Siempre tenía una sonrisa para mí.<br />
<br />
Desde entonces los orgasmos han dejado de parecerme un día en la playa, para acordarme de ella cada vez que miro el mar. Sus uñas pintadas de rojo, las olas llegar. El primer sorbo de una cerveza fría me sabe a su pelo. Suave como el trigo. Nunca volverá a haber un puto lugar que se parezca tanto a la vida, al sexo, al amor, a la muerte.<br />
<br />
Tal vez porque Blanca lo era todo. Porque ella era el mar. El sexo más primitivo. El amor que eriza la piel y registra la vida en imágenes. En postales. Porque ella era también la muerte.<br />
<br />
Porque después de ella y del mar, ya no había nada más. Nunca hay nada más después del verano. </div>
Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8099983980172437936.post-29516579868399276032014-02-07T19:56:00.000+01:002014-02-07T19:56:10.145+01:00Las cosas grandes y pequeñas<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWaO5gpVOsVJgGW18ohtYqKPv23PrdqyTs7OetEi5erOR6edKG6MO9wkSGrsNcc_t97oosckrR2i6VwdOPXLblPLZE8VKvXvZ3hYnIpgrOoxkC2wuJZlBhW21sB0rEJwSvvz8l8RfYKj7G/s1600/460.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWaO5gpVOsVJgGW18ohtYqKPv23PrdqyTs7OetEi5erOR6edKG6MO9wkSGrsNcc_t97oosckrR2i6VwdOPXLblPLZE8VKvXvZ3hYnIpgrOoxkC2wuJZlBhW21sB0rEJwSvvz8l8RfYKj7G/s1600/460.jpg" height="240" width="320" /></a></div>
Se nos queda grande la vida. Voy recogiendo trocitos pequeños de este viaje y vuelvo a pegarlos al corazón, que también se ha roto. Porque las cosas, cuando son muy grandes, se rompen.<br />
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La vida se rompe a veces.<br />
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Como las fotos, las fotos que tuve durante años colgadas en las paredes de mi habitación. De cada habitación. Mientras la vida se iba haciendo grande.<br />
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La vida tiene que volver a ser pequeña. Las cosas pequeñas aguantan mucho mejor los golpes. Las vidas pequeñas no se rompen.<br />
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En este viaje que llega a su fin, han ido cambiando las paredes. Los amantes de cama, el olor de las sábanas. Hasta romperse todo. Voy recogiendo los trocitos y veo que ha sido un viaje increíble. Aunque se acabe, ha sido un viaje enorme.<br />
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Y la vida se nos ha quedado grande a los dos. Los trozos de este viaje ya no tienen, ya no, paredes a las que agarrarse. Se les ha puesto forma de cajón.<br />
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La vida, esta vida, la de este viaje, va teniendo cara de cajón.<br />
<br />
Volveremos a ser grandes, ya verás. Cada uno por su parte, pero grandes.<br />
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Ahora toca dejar, con una sonrisa eterna, los trocitos de este viaje, eterno, en un cajón.<br />
<br />
Y volver a ser pequeños.<br />
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Esperanzahttp://www.blogger.com/profile/17502573081419444843noreply@blogger.com0