Perfectas


Adriana, mi compañera de piso, era una de las tías más guapas que yo había conocido en mi vida. Qué digo más guapas, más perfectas, porque además ella era simpática, alegre, inteligente, amable, graciosa. Y todo en su justa medida, nada de perfecciones que hacen vomitar, ni siquiera me daba envidia. Pero ella no debía de pensar lo mismo que yo, porque decía muchas veces que estaba feísima, que había engordado, que no tenía tetas, y que así nunca encontraría al amor de su vida. Nos quejábamos las dos, nos sentábamos en el sofá, y devorábamos helados de chocolate como si fueran ellos los que iban a devorarnos si no lo hacíamos nosotras antes y tan rápido.

Y un día cualquiera Adriana conoció a Marcos, que era hasta más guapo, simpático, alegre, inteligente, amable y gracioso que ella. Pero él no se quejaba, y sí rozaba la perfección vomitiva y la envidia entre los que no pertenecen a ese paraíso de personas perfectas. Así que Adriana seguía quejándose, que me ha salido un grano, no tengo tetas, mira qué nariz tan grande, Marcos es perfecto y yo…y me dejaba sola con el helado de chocolate, a punto de devorarme, para hacer abdominales o ponerse cremas.

Empezó a estar muy pesada, cada día con más quejas, menos tetas, más orejas, menos curvas y más arrugas, eso decía ella. Hasta que apareció con un folleto de Corporación Dermoestética y una sonrisa de oreja a oreja, que Marcos le pagaba el aumento de pecho, así ella sería perfecta y feliz.

Entonces a mí Adriana ya no me parecía una de las tías más perfectas que había conocido, era una estúpida y superficial mujer florero, y por más que se lo decía ella no lo entendía, que no, que lo hago por mí, por sentirme mejor, Marcos no me lo ha pedido ni nada. Ya, ya, decía yo, ya, ya, cansada de sus excusas baratas. Cansada de intentar convencerla de que tenía muchísimas cosas que la hacían más perfecta de lo que jamás conseguiría poniéndose tetas. Ni siquiera la hacía cambiar de opinión con decirle que ella era perfecta porque era diferente, pero estaba a punto de convertirse en una oveja más del rebaño, perfectamente inútil, y nada.

Hasta que aquella mañana vi que la discoteca de Pachá Valencia celebraba una fiesta en la que sorteaba un aumento de pecho. Y llegué a casa después de haber descargado mis fuerzas contra el pobre periódico que le llevaba a Adriana en mi último intento, estrujado como si fuera el jefe de la discoteca. Lo llaman homenaje a la mujer, pero bueno, es que esto es increíble, homenaje al machismo, me encantaría escupir al imbécil que ha tenido la idea, pero qué asco, y no van a hacer nada, no van a hacer nada porque nosotras no importamos una mierda, somos un jodido objeto sexual más.
Ella me miró, enrojeció y me dijo que si querían homenajear a la mujer sortearan entonces aumentos de pene; se levantó de un salto, buscó su móvil y se encerró en la habitación. Yo no entendía nada, igual se había enfadado conmigo, seguro que se había dado por aludida, un objeto sexual con patas. Pero me daba igual no entender nada, porque ya estaba buscando el teléfono del Ministerio de Igualdad, helado de chocolate en mano, para preguntarles amablemente si se pensaban quedar de brazos cruzados ante semejante vulneración del derecho a la igualdad de las mujeres, cuando Adriana salió de la habitación con una sonrisa de verdad, me quitó el helado de las manos, se sentó en el sofá y tiró el móvil encima de la mesa.

Me sentó a su lado y empezó a reírse como hacía mucho tiempo que no lo hacía, mientras me contaba que le había dicho a Marcos que se operara él, que lo único pequeño de su relación era su pene, que se podía ir a Pachá a intentar arreglarlo. Y mientras yo dejaba que la información me devorara, Adriana y su sonrisa perfecta otra vez, volvían a devorar el helado de chocolate.

Comentarios

TrickOrTreat ha dicho que…
Yo también flipé bastante cuando leí la noticia... lo que no se vea en este país no se ve en ningún lado.
Por cierto no se si yo he entendido mal tu comentario o tu has entendido mal mi entrada (probablemente lo primero) pero tiene pinta de que estamos básicamente de acuerdo.
Pilar ha dicho que…
Sigo leyéndote aunque sea por aquí :). Me gusta mucho la conexión con la actualidad de esta historia, aunque suponía que acabarías escribiendo de alguna forma (informativa o literaria) sobre este tema, que ya sé que te ha tocado mucho, y muy bien expresado, como siempre.
Besos!
Pilar ha dicho que…
tenías que ser tú quien desvirgase mi blog, por supuesto :)
en realidad es como si no tuviera pq nunca se lo dije a nadie y pq sólo lo utilizaba este verano cuando me daba por poner alguna cosa sobre pelis que había visto y tal, una tontería vaya, pero me hace ilusión tener mi primer comentario :)