El armario


No me gusta nada estar aquí. Eso mismo le dije hace unos meses, cuando nos quedamos encerrados en el ascensor de la Paz, ella, mi claustrofobia y yo. Claro, que yo ahí no sabía nada. No me gusta nada estar dentro de su armario.

Nos quedamos encerrados en el ascensor durante horas, que a pesar de la claustrofobia se me hicieron cortas, porque ella al final acabó besándome, y yo desnudándola. A partir de entonces la esperaba todos los días en la puerta del hospital, o subía visitarla con cualquier excusa a Neurología. Y ella me miraba, me sonreía, me guiñaba un ojo, mientras el enfermero, detrás de mí, me miraba como riéndose. Pero no me decía nada, y a mí no me gusta estar dentro de su armario.
Rechazaba las cenas, los cines, los paseos por el Retiro. Aceptaba mi pequeña habitación alquilada en Lavapiés, y me aceptaba a veces en su casa, poco tiempo, pero me aceptaba. Y no me dijo nada, nada más allá de que era pediatra y yo enfermero claustrofóbico. Ella lo sabe y me tiene aquí, dentro de su armario.

Así que cuando rechazó por vigésima vez un plan en el que no estuviéramos del todo solos, sin que nadie nos viera, me enfadé. Porque llevábamos saliendo tres meses y mis amigos ya pensaban que tenía una novia imaginaria. No sé cómo no adiviné antes que estaba casada, casada y me sacaba veinte años.
Pero no me importó que no quisiera cenar en un restaurante, ir al cine, o pasear de la mano por las calles, porque cuando supe que estaba casada yo ya estaba demasiado enamorado como para renunciar a mi absurdo papel de amante. Y cuántos más habrá como yo que ya hayan estado dentro de este armario.

Me conformé con quererla a escondidas, a ser lo que ella quisiera cuando ella quisiera. Y así estoy, escondido dentro de este armario porque en una de las veces que me ha querido, su marido se ha adelantado. Dentro del armario, respirando profundamente, porque no quiero que ella sufra, que el marido me encuentre aquí y romper su vida. Así que por mucho que me duela este armario, que cada vez se hace más pequeño y me amenaza más, no saldré de aquí.

Pero es que me ahogo, me ahogo. Abro algo la puerta y veo que no está en la habitación, tampoco se escuchan voces, y decido que es el momento de salir, se habrán ido a dar una vuelta. Es que es maravillosa, sabe que odio los armarios y ha despistado a su marido para salir a la calle y que yo pueda marcharme antes de que el armario me mate. Cojo mi ropa, me visto tranquilamente, no se escuchan voces, se han ido a dar una vuelta, ella es estupenda.

Abro la puerta del salón y efectivamente no hay nadie. Se han dejado la televisión encendida. Pienso en saltar el sofá desde atrás, porque a ella siempre le hace mucha gracia, para coger el mando y apagarla, pero quizá sea mejor dejarla encendida, para que él no sospeche. Nada de saltar, es mejor salir de aquí cuanto antes, no sea que ella no pueda entretenerle lo suficiente y vuelvan antes de que yo salga.

Camino hacia la puerta, desde aquí ya puedo ver el sofá desde delante, y entender por qué la televisión está encendida. Ella está desnuda, y él también. Pero no es el marido, no es el que sale en las fotos que hay encima de la cómoda, las que pongo bocabajo cada vez que entramos desnudándonos. Es el enfermero que se reía de mí.
Lo peor es que luego no mirará en el armario, y cuando vuelva a verme en el ascensor, no se acordará de que estuve allí, de que esperé aunque fuera claustrofóbico.

Comentarios

TrickOrTreat ha dicho que…
Despues de una ausencia he vuelto a leerte y veo que no has empeorado...
Siempre es decepcionante comprobar que no eres tan importante para alguien como tu creías...
Seguimos esperando a Mariana...
Alberto ha dicho que…
Simplemente me encanta. Me gustan tus extraños finales que dejan a uno boquiabierto.
TrickOrTreat ha dicho que…
Me alegro que te haya gustado, pero hay que ser honesto en la vida.... Desgraciadamente no es mio, es de La insoportable levededad del Ser, de Milan Kundera.
Tengo la sensación de que ese libro te encantaría...
Alberto ha dicho que…
Gracias! Intentare conseguirlo
Una pulga cualquiera ha dicho que…
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