Rápida

Y dio otro bocado. El inconfundible sabor del queso fundido con la cebolla frita. Cebolla de plástico claro, como la de las tiendas de juguetes, y el queso será de una leche a punto de caducar, pensó. Otro bocado más. El toque indefinible de la salsa especial. Que atosigarán a especias y seguro que podría servir mejor en una industria nuclear, pensó también. Último bocado. La carne, bien hecha por fuera y más suave por dentro. Carne de vaca. Claro, aunque seguro que era la vaca entera lo que descuartizaban. Sin distinción, pensó en la cola para pedir la segunda.

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