Las cosas grandes y pequeñas

Se nos queda grande la vida. Voy recogiendo trocitos pequeños de este viaje y vuelvo a pegarlos al corazón, que también se ha roto. Porque las cosas, cuando son muy grandes, se rompen.

La vida se rompe a veces.

Como las fotos, las fotos que tuve durante años colgadas en las paredes de mi habitación. De cada habitación. Mientras la vida se iba haciendo grande.

La vida tiene que volver a ser pequeña. Las cosas pequeñas aguantan mucho mejor los golpes. Las vidas pequeñas no se rompen.

En este viaje que llega a su fin, han ido cambiando las paredes. Los amantes de cama, el olor de las sábanas. Hasta romperse todo. Voy recogiendo los trocitos y veo que ha sido un viaje increíble. Aunque se acabe, ha sido un viaje enorme.

Y la vida se nos ha quedado grande a los dos. Los trozos de este viaje ya no tienen, ya no, paredes a las que agarrarse. Se les ha puesto forma de cajón.

La vida, esta vida, la de este viaje, va teniendo cara de cajón.

Volveremos a ser grandes, ya verás. Cada uno por su parte, pero grandes.

Ahora toca dejar, con una sonrisa eterna, los trocitos de este viaje, eterno, en un cajón.

Y volver a ser pequeños.


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